Algunos datos importantes: efectos durante la pandemia
Una de cada diez muertes de niños menores de 5 años en los países de bajos y medianos ingresos, es atribuible a un grave problema debido a que los niños corren un riesgo mayor de mortalidad por enfermedades infecciosas.
Las modificaciones en los sistemas económicos, alimentarios y sanitarios, debido a la pandemia por la COVID-19, se espera para siga provocando un incremento de todas las formas de malnutrición. Las estimaciones de la investigación internacional sobre el Instituto de Políticas Alimentarias, sugieren que debido a la pandemia, 140 millones de personas, podrían vivir en pobreza extrema con menos de 90 dólares al día.
Según el Programa Mundial de Alimentos, el número de personas en los países de bajos y medianos ingresos, que se enfrentan a la inseguridad alimentaria casi se duplicará hasta los 265 millones al final del año 2020. Se espera un descenso fuerte en el acceso a los servicios de salud y nutrición, similares a los que se vieron durante el brote de la enfermedad del virus del Ébola.
La pandemia agudizó estas problemáticas porque fomentó el sedentarismo y el consumo de comida poco saludable. Por un lado, aumentó el consumo de líquidos endulzados como refrescos y bebidas azucaradas; así como de botanas, dulces y postres. Y, por otro, incrementó el uso de dispositivos electrónicos como forma de entretenimiento, incluso en los más pequeños: 7 de cada 10 niñas y niños de entre 6 y 23 meses de edad lo usaban y la mitad de ellos, por más de una hora.
Paradójicamente, en México, el 55.5% de los hogares sufren de inseguridad alimentaria, esto quiere decir que más de la mitad no tienen acceso a alimentos nutritivos y en cantidad suficiente para poder llevar una vida saludable. De hecho, el acceso a alimentos es una de las tres principales carencias sociales que ha afectado, mayoritariamente, a la población indígena.
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